Entrevista a Ana Estrada, Beatriz Martín y Carlota Benito, editoras de «Como dicen en mi pueblo»

Hemos charlado con las editoras de Como dicen en mi pueblo, obra conjunta que nos acerca al habla rural de forma rigurosa, pero amena.

El libro nace a partir del trabajo de investigación del Corpus Oral y Sonoro del Español Rural (COSER), ¿es un trabajo que sigue en marcha?

Carlota: ¡Claro! Aunque España ya ha sido entrevistada casi por completo, falta todavía ampliar la red de puntos en varias zonas bilingües (Galicia, Cataluña, las Islas Baleares…). Pero, además, el trabajo de transcripción y puesta a disposición de los materiales es mucho más lento, ¡así que queda COSER para rato!

Beatriz: Además es un trabajo que no debería acabarse nunca, ya que estamos consiguiendo documentar no solo una importante riqueza lingüística, sino también antropológica que, en muchas ocasiones, se está perdiendo.

¿Cómo es la experiencia de hacer estas entrevistas? ¿Qué dificultades os encontráis?

Ana: Es una experiencia maravillosa, sobre todo porque la gente es increíblemente amable. A veces es complicado encontrar a alguien que se preste a hacer una entrevista, sobre todo si es un pueblo en el que han tenido problemas de estafas, pero no suele ser lo normal. Personalmente, lo que considero más difícil de las entrevistas son los momentos en los que tocamos sin darnos cuenta un tema sensible para el encuestado: algo que le recuerda a la muerte de un ser querido, un periodo especialmente duro de su vida… Como no los conocemos, no podemos saberlo de antemano. No me ha pasado mucho, aunque recuerdo una vez en la que la mujer a la que entrevistábamos se echó a llorar de repente y, puesto que no teníamos ni idea del porqué y la habíamos conocido 15 minutos antes, no sabíamos muy bien cómo reaccionar.

Beatriz: Otra de las dificultades que tenemos es encontrar el lugar ideal para hacer la entrevista. En muchas ocasiones no queda más remedio que hacerlas en la calle con los consiguientes ruidos de coches, perros ladrando, campanas, personas que se acercan… lo que después dificulta bastante la transcripción de la entrevista.

¿Se puede consultar este corpus?

Beatriz: ¡Por supuesto! Precisamente este corpus se ha creado para eso, para servir como herramienta de consulta sobre el habla rural de España. En la web del COSER (http://www.corpusrural.es) se pueden descargar las entrevistas ya transcritas y sus respectivos audios, e incluso hacer búsquedas.

Ana: Exacto, también hay una herramienta de búsqueda que permite localizar elementos concretos en las diferentes entrevistas disponibles, incluso a partir de etiquetas gramaticales, lo cual es muy útil para el trabajo del lingüista y para cualquier persona que quiera curiosear.

Con este libro pretendéis eliminar algunos prejuicios que existen sobre las hablas rurales. ¿Nos contáis algún ejemplo?

Ana: Muchas de las entrevistas del COSER tienen algún comentario del informante diciendo «ay, es que yo hablo fatal». Creo que ese prejuicio es el que más me molesta, esa idea generalizada de que en el campo se habla peor o de que la gente sin estudios habla peor, que no es en absoluto cierta: hablan diferente. Y que alguien se sienta mal por su manera de hablar, que es lo más suyo que tienen, me da mucha pena.

Carlota: Un ejemplo muy claro es el caso de las formas desprestigiadas asín o ansí, por así. Estas formas se consideran muy vulgares y se juzga muy duramente a los hablantes que las emplean. Sin embargo, el mecanismo por el que se añade esa -n lo encontramos en muchas otras palabras que sí triunfaron (como en invierno, que ajustada a su etimología debería ser ivierno): el triunfo de así, como el de invierno, tiene un componente de causalidad. Por otro lado, ansí ni siquiera fue siempre considerado como una forma propia de los hablantes menos cultos: Cervantes la empleaba sin causar aspavientos. Otro caso maravilloso es el del leísmo, el laísmo y el loísmo, que no son rasgos rurales, pero que es en las hablas rurales donde alcanzan su sistematicidad mayor —porque en las urbanas se cruzan con la presión de la norma culta—. Debido a ello, solo gracias al estudio del habla del campo hemos conseguido entender su origen y alcance: tiene una importancia fundamental desde el punto de vista de la investigación científica.

¿A quién recomendaríais Como dicen en mi pueblo?

Carlota: ¡A todo el mundo, claro! Pero muy especialmente a aquellas personas que aman la lengua, que se precian de conocerla, que conocen bien la norma, que sienten curiosidad por saber más sobre el español… Creemos que les vamos a abrir una nueva perspectiva con la que acercarse a nuestra lengua (y a todas) y es una perspectiva inacabable que trae muchísimas alegrías en forma de descubrimientos y mejor comprensión. Ese camino, el de descubrir una nueva forma de acercarse a la lengua, lo hemos recorrido todos los autores de este libro y no podemos alegrarnos más de haberlo hecho.

Beatriz: Creo que puede ser un libro muy interesante para todo el mundo, especialmente para aquellas personas que tengan cierta curiosidad por descubrir la riqueza lingüística de nuestro país. Por ejemplo, en este libro encontrarán que el «si me queréis, irse» de Lola Flores resulta habitual en algunas zonas de la península, que la pérdida de la -d- no es igual ni se da con la misma frecuencia en toda España o que no todos los sufijos diminutivos se usan para lo mismo.

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Ana Estrada Arráez es profesora de lingüística española en la Universidad Complutense de Madrid. Su interés por la variación y el cambio del español la llevó a trabajar en el proyecto del COSER, donde descubrió las maravillas del trabajo de campo, y más tarde amplió sus estudios fuera de los corpus más tradicionales con datos de Twitter.

Beatriz Martín Izquierdo es licenciada en filología hispánica y realizó su trabajo final de máster sobre la sufijación apreciativa en la península ibérica. Desde entonces es una apasionada de la variación dialectal y le encanta recorrer España para descubrir su riqueza lingüística. Ha trabajado como personal científico durante varios años en el COSER y en la Fundación Ramón Menéndez Pidal.

Carlota de Benito Moreno es profesora de lingüística iberorrománica en la Universidad de Zúrich. Lo mismo investiga la variación dialectal en las construcciones reflexivas del español y el gallego que los usos de ojalá en Twitter. Le gusta tanto observar cómo la lengua cambia en el tiempo y el espacio que abrió un blog (Se me va de la lengua) para contárselo al mundo entero.