Aníbal Martín es traductor, pero por encima de todo es poeta. Y eso se nota en su forma de hablar y en su forma de escribir. Juega con las palabras con mimo, las sujeta en la palma de la mano, las observa con asombro y consigue arrancarles la historia que llevan dentro. Porque eso es para él la etimología, un acercarse a las palabras para conversar con ellas.
De eso va su último libro, Adunia. Colección de relatos etimológicos, que publica con Pie de Página, donde recopila las palabras que, de algún modo, han tropezado con él a lo largo de su vida. Unas han llegado a través de una canción, o de la literatura, o de una pintura o al leer un artículo en un periódico. Adunia es, básicamente, un paseo por la trayectoria vital de Martín. «Me encanta la conversación, charlar; y en las conversaciones se va saltando de tema en tema, se va combinando lo que descubres con lo que te ha pasado, lo que te cuentan con momentos de tu vida, la música que le gusta al otro con el atardecer que te gustó a ti. Más bien me resulta imposible no relacionar las palabras con mi trayectoria, prefiero describir los términos chozpando en una pradera que encerrados en una jaula».