Entrevista a Jordi Padrosa por el lanzamiento de «Nadie vive aquí»

Un pueblo costero, la desaparición de cuatro niños y un pasado que regresa. Tres ideas que sustentan una novela de misterio que nos pone ante un tema crucial: lo que no se nombra sigue latiendo. Jordi Padrosa publica por primera vez una historia que le encantaría ver en la gran pantalla.

Te estrenas en librerías con una novela que podría beber de varios géneros muy asociados al misterio. ¿En cuál de ellos la encuadras tú?

Creo que Nadie vive aquí tiene muchos puntos en común con la novela negra, como la ambigüedad moral de los personajes, la sordidez de algunos ambientes y cierta crítica social y, aunque haya ocurrido algo y el quién y el cómo permanezcan ocultos tanto para los personajes como para el lector, un rasgo común también en la novela policiaca y en el thriller, he intentado alejarme del encorsetamiento de la primera y de los artificios del segundo.

En Nadie vive aquí la historia está contada por dos voces. Cuando se construye una obra así, ¿es complicado mantener la consistencia de ambas y evitar que se diluyan y distraigan al lector?

La idea era que esas dos voces se complementaran en la narración mostrando distintos ángulos de lo mismo, como ocurre, por ejemplo, en la pintura cubista. En algunos momentos sí ha sido complicado llevar el registro de qué contaba cada una y que no se pisaran, así como diferenciarlas mediante la forma de expresarse, que una no le robara expresiones a la otra o construyeran las frases de forma demasiado similar, pero ha sido un ejercicio divertido y estoy muy contento con el resultado.

Llevas mucho tiempo escribiendo y te conoces a la hora de afrontar un reto así, pero ¿has descubierto algo de ti durante este proceso creativo?

Me ha llamado la atención cómo cambia el proceso creativo a medida que cambiamos nosotros. Antes me encantaba encerrarme en la habitación con un termo de café a las doce de la noche y salir de ella a las seis de la mañana y con Nadie vive aquí me he dado cuenta de que ahora es más productivo para mí escribir en sesiones más cortas. La edad no perdona, supongo.

En esta novela, el misterio revolotea alrededor de un pueblo. ¿Qué tienen los pueblos que inspiran tanto para contar este tipo de historias?

Yo vengo de un pueblo parecido al que se describe en la novela. Siempre me ha interesado la superposición de la postal idílica que todos tenemos en la cabeza de los pueblos costeros con el reverso más desangelado, casi tenebroso, que esos mismos pueblos presentan en invierno, con los comercios cerrados, el frío y las playas y las calles vacías. Supe que era el marco ideal para contar la historia incluso antes de haberla terminado de esbozar.

¿Qué ha sido lo más complicado a la hora de estructurar todo lo que querías contar?

Bueno, la mitad de la historia transcurre en el pasado y la otra mitad en el presente, en distintas localizaciones además, y ambas mitades se narran en paralelo, y si a eso le sumas lo de los dos narradores, pues en algunos momentos he tenido la sensación de ser más un malabarista que un escritor. Al final del proceso, el corcho que tengo en la pared estaba lleno de pedazos de papel y a veces era más complicado entender esas anotaciones que el propio manuscrito. Pero me lo he pasado muy bien escribiéndola.

¿A quién crees que le va a encantar Nadie vive aquí?

Creo que es una novela ideal para quien disfruta leyendo misterio, pero a la vez tiene una vertiente más psicológica, por cómo está narrada y por cómo afectan a los personajes los conflictos en los que se ven inmersos, que también la hace apta para los lectores de drama naturalista. De hecho, son los dos registros que más disfruto como lector y mi voluntad era construir algo que estuviera en un punto entre ambos.

Por último, hay cierta voluntad poética en las imágenes que uso, y espero que eso también satisfaga a los lectores de ese género, entre los que me cuento.

En la novela se refleja bastante la idea de la dificultad e incluso imposibilidad de huir del pasado. ¿Nos cuesta gestionar que tenemos un pasado que sigue existiendo de alguna forma?

Ese es uno de los temas centrales. Supongo que el hecho de haber vivido en distintos lugares a lo largo de mi vida me ha hecho ser más consciente de que lo que dejas te espera a tu regreso. Creo que tendemos a usar la táctica del avestruz, a pensar que aquello que no vemos ha dejado de existir y, obviamente, no es así. Al menos es lo que me ha ocurrido a mí en algunos momentos de mi vida y lo que le ocurre al personaje protagonista.

¿Imaginas esta historia hecha película?

Ojalá. A pesar de que, como decía antes, es una novela muy psicológica y contada en gran parte a través de los monólogos internos de sus dos narradores, creo también que es muy visual y con un ritmo muy cinematográfico, que, de hecho, es donde me he formado yo. Me encantaría verla en una pantalla.