Entrevista a Jorge Salas, autor de «Estoy tan cansado que las ovejas me cuentan a mí»

«La capacidad para perderse, elegir el camino equivocado y dejarse llevar está ahí para todos, y desde cualquier lugar»

Jorge Salas es periodista especializado en música. Estoy tan cansado que las ovejas me cuentan a mí es su primera novela.

¿Te identificas con alguno de los comportamientos de Miguel en la novela?

Me resulta muy antinatural escribir sobre personajes que me sean ajenos del todo. No he llegado ahí y no sé si llegaré algún día. Dicho esto, aunque es cierto que cargo con bastantes manías, no sería Miguel el personaje con el que más me identifique. La novela está llena de música, y eso es principalmente por Miguel; en eso sí que me reconozco, en la necesidad de filtrar la música en casi cualquier situación, a todas horas.

En uno de los capítulos del libro, se nombra el carácter obsesivo y la adicción a internet ¿Existe algún mensaje oculto hacia la sociedad?

Sí y no. El mensaje que pueda haber no va tanto por Internet, como por los agujeros negros en los que uno puede entrar si no va con cuidado; pero esto pasa en Internet y en la vida fuera de la pantalla. Trato de reflejarlo en la novela: la capacidad para perderse, elegir el camino equivocado y dejarse llevar está ahí para todos, y desde cualquier lugar. También fuera de Internet. Internet, en sí mismo, es una maravilla. Por supuesto, tiene muchos elementos que seguramente sirvan de desencadenantes para adicciones y obsesiones, y en según qué contextos es más sencillo llegar a ellos por una simple cuestión de anonimato. Pero viva Internet siempre.

¿Por qué Estoy tan cansado que las ovejas me cuentan a mí? ¿De dónde nace el título de la novela?

El origen del título está en la novela. Creo que está bien dejar que cada persona llegue a él (o no) a través de la lectura. Siempre he estado muy a favor de los títulos largos en la literatura y en la música, pero a la hora de ponerle nombre a la historia, al principio, solo llegaba a referencias muy concisas. Ninguna me terminaba de encantar. Entonces abrí el abanico y apareció este título. Para mí es perfecto porque está íntimamente relacionado con la historia, en todos los sentidos que uno pueda imaginar y creo que refleja muy bien el ambiente general de la novela.

¿Se relaciona Barcelona con alguna experiencia vital?

La elección de Barcelona fue algo muy orgánico. Viví las protestas de 2019 de una forma muy especial, creo; entonces me acababa de mudar y lo seguí todo muy de cerca. Me gustan las novelas que saben relacionarse con la realidad desde la ficción, que son capaces de integrarse de forma natural, y tenía muy claro que quería poner a algunos personajes en esa situación. Por lo demás, Barcelona es una ciudad grande, y en una ciudad grande se dan las condiciones para que pase todo.

¿Por qué es tan importante Sara en la vida de Miguel?

Sara es el único vínculo real de Miguel con la vida en sociedad, con lo que hay más allá de su piso. Y, al mismo tiempo, es su toma de tierra, su muro de contención. Ha sido su psicóloga durante los años más complicados de su vida, pero su relevancia trasciende a su relación con él como terapeuta.

¿Cómo nació tu necesidad por escribir? ¿Qué quieres plasmar en tus obras?

Yo quería ser periodista antes que escritor. Así me fue. Literalmente, además: primero periodista, y luego escritor. No sé dónde ni por qué empezó. Imagino que todo pudo surgir con aquella máquina de escribir que, sin saber muy por qué, compraron mis padres. De pequeño tenía que ser un niño bastante repelente. La segunda pregunta es más complicada. Uno no se pone a escribir teniendo en mente todo el tiempo lo que quiere plasmar. Por lo menos en mi caso. Yo me doy unas guías, una base, y a partir de ahí me siento a ver por dónde va la cosa. Elijo un par de hilos de los que quiero tirar y dejo que todo lo demás venga detrás. En este caso mi intención original era tratar la desconexión en un momento en el que la sociedad está hiperconectada… Profundizar en la gestión de las derrotas, el cansancio y el hastío vital, y en cuál es su encaje hoy, en una época en la que, estando todos conectados, no dejamos de estar muy solos.

Por último, ¿qué le dirías a los jóvenes escritores que quieren publicar su primera novela?

Que no se esperen hasta los 37 y a que se declare una pandemia para terminar su primera novela. Pocos mensajes puedo dar yo, que he sido joven un rato. No se me ocurre otra cosa que no sea escribir y leer. Lo demás llega (o no) solo.