La periodista Mar Abad cita a El increíble caso del apóstrofo infiltrado en un artículo dedicado al paréntesis.
La superagente Leo Ibáñez, defensora de la ortografía y enemiga de las erratas, preguntó a sus ayudantes y una becaria llamada Coni le respondió:
—Mire, en la competición entre la raya y el paréntesis ha ganado la raya. Observe que esta resulta más moderna y elegante.
—Lo que no entiendo, Coni, es (dejando a un lado las razones de modernidad) por qué las personas ya no usan el paréntesis si está en el teclado tan a mano y no hay que ir a buscarlo al menú, como pasa con la raya.